Hoy he vuelto a pensar en lo satisfecho que estoy de trabajar en una empresa que siempre ha estado comprometida con proyectos sociales y que se toma en serio el concepto de responsabilidad corporativa. Porque no solo se preocupa por las víctimas de la guerra en Ucrania o colabora, bajo el lema «Retarus ayuda» desde su sede central en Múnich, en cuestiones que atañen a personas y medio ambiente. Retarus ha donado también, en repetidas ocasiones, ordenadores que todavía estaban en buen estado a escuelas situadas en las regiones más pobres del mundo.
El desencadenante de estos pensamientos fue un correo electrónico que recibí de Martin Hager, fundador y director de Retarus, en el que informaba brevemente sobre otra campaña de donación: las escuelas de primaria École élémentaire Popenguine II y École élémentaire Amandaye Popenguine, en Senegal, han recibido cerca de una docena de ordenadores portátiles procedentes del stock de Retarus. Un especialista local en ordenadores se ha encargado de instalar sistemas operativos nuevos en los dispositivos, que se habían descartado para las funciones de Retarus pero todavía eran utilizables en otros ámbitos. Asimismo, próximamente se instalarán también programas didácticos. Gracias a ello, los alumnos podrán buscar información en Internet de manera más autónoma y centrarse aún más en los temas escolares. En un país con un nivel de analfabetismo todavía superior a la media, esto puede marcar una diferencia para los alumnos en lo que respecta a obtener una mejor formación.
Esta iniciativa surge a raíz de unos amigos de Martin Hager. Mamadou Aw procede de Senegal y organiza junto a su mujer, Lisa Franke, campañas privadas de recogida de material para las escuelas del África Occidental. Lisa Franke comenta que pasaron varios meses antes de que los alumnos recibieran los ordenadores en la pequeña aldea de Popenguine. Los portátiles fueron embarcados en un contenedor a finales de noviembre de 2021 y llegaron a Senegal a finales de enero de 2022, donde se almacenaron hasta abril.
En el futuro, Lisa Franke y Mamadou Aw planean organizar más apadrinamientos de escuelas en Senegal y fundar una asociación. Entretanto, ya tienen claro lo que falta todavía en las escuelas: «Los alumnos también necesitarían impresoras, aunque hay que ser cuidadosos, para no seleccionar dispositivos con costes de mantenimiento altos», dice Lisa Franke.
«En los tiempos que vivimos, en los que la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha desbancado a la crisis del coronavirus en los medios de comunicación, no debemos olvidar que siguen existiendo países del llamado Tercer Mundo que dependen enormemente de las donaciones, por ejemplo, para mejorar las oportunidades educativas de sus ciudadanos», dice Martin Hager. «Los ordenadores portátiles y otros dispositivos que no sean demasiado antiguos y estén en buen estado, pero que ya no cumplan al 100 % con los requisitos de los negocios B2B aquí, pueden ser de gran utilidad para los alumnos en estas regiones. Todas las empresas deberían considerar la posibilidad de donar equipos que aún se puedan utilizar en lugar de tirarlos a la basura.»